viernes, 14 de marzo de 2008

PRÓLOGO

Qué sucedería si de día o de noche te siguiese un demonio a la más apartada de tus soledades y te dijese: "Esta vida, tal como tú la ves actualmente, tal como la has vivido, tendrás que revivirla una vez más, y una serie infinita de veces; nada nuevo habrá en ella; al contrario, es preciso que cada dolor y cada alegría, cada pensamiento y cada suspiro, todo lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño de tu vida, vuelvas a pasarlo con la misma secuencia y el mismo orden, y también este instante, y yo mismo. ¡La eterna clepsidra de la existencia dará vueltas incesantemente, y tú con ella, polvo del polvo!"? ¿No te arrojarías contra la tierra rechinando los dientes y maldiciendo al demonio que así hablase? ¿O bien has vivido ya el instante prodigioso en el que le contestarías: "¡Tú eres un dios y jamás he oído palabras más divinas!"? Si este pensamiento tomase fuerza en tí, tal como eres, te transformaría quizá, pero quizá te anonadaría también; la cuestión "quieres esto una vez más y un número infinito de veces" pasaría sobre todas tus acciones de una manera formidable. ¡Cuánto tendrías que amar la vida y amarte a tí mismo para no "desear otra cosa", sino esta suprema y eterna confirmación!
("La gaya ciencia", F.Nietzsche)

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