lunes, 7 de abril de 2008

Olimpíadas Populares


Ahora que la llama olímpica corre por el mundo hacia China, se levantan por todo el mundo voces contra la política de ese país y a favor de los derechos humanos; y los Estados y el Comité Olímpico Internacional... oídos sordos.

Algo parecido pasaba en 1936. Para aquella cita olímpica, se había presentado años antes la candidatura de Barcelona, pero la nominación sería para Berlín, que quiso convertir las Olimpíadas en una apología del nazismo y de sus valores raciales y militares. Entonces, la progresista Barcelona decidió realizar unas Olimpíadas Populares, antifascistas y en defensa de los valores de la paz y el respeto entre naciones e individuos. Se inscribieron 23 federaciones con seis mil atletas de todo el mundo, y el evento trajo a la ciudad veinte mil visitantes, desbordando las previsiones y causando problemas de alojamiento.

Un día antes de la inauguración oficial, el 18 de julio, se hacía un ensayo general en el Estadio de Montjuïc, mientras el país entero estaba al tanto de los movimientos de los militares españoles; el día anterior el General Franco se había alzado contra la República en Marruecos. La madrugada del 19 de julio de 1936, Barcelona salía a la calle para derrotar a los militares colpistas. Nacía la revolución social y la Olimpíada Popular quedaba en nada; pronto salieron las primeras columnas de milicianos antifascistas de Barcelona hacia Zaragoza para liberarla del fascismo, y a esa ardua tarea se afiliaron muchos de aquellos atletas extranjeros.

La revolución sería barrida, vendrían décadas de dictadura... En 1992, por fin, vendría el momento de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Pero esa ya es otra historia...

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